Por una Sexualidad Responsable
Sexualidad responsable. Su
importancia
Autor: Dra. Beatriz Hernández González y Otras Autoras
Sexualidad y adolescencia
El
embarazo precoz, el aborto y las infecciones de transmisión sexual, incluyendo
VIH/SIDA, son resultados de conductas de riesgos, que en los adolescentes
limitan sus oportunidades para el desarrollo de un proyecto de vida adecuado y
proporcionan afectaciones a su salud, que en ocasiones varía según el enfoque
de género. Los resultados muestran que en Cuba hay un comienzo temprano de la
actividad sexual, entre las edades de 14 y 15 años, y la mayoría lo hacen sin
protección.
Hay
diferencias de género en la percepción de riesgo, las mujeres consideran que el
embarazo no deseado es algo que sólo les incumbe a ellas. Aún prevalece en los
adolescentes un enfoque machista hacia el sexo y no reconocen al aborto como un
método riesgoso para interrumpir el embarazo. Aunque están informados acerca de
diversos tópicos de la sexualidad y sus riesgos, las conductas que asumen no se
corresponden con esto.
La
sexualidad constituye sin lugar a dudas, un importante desafío para todos los
que, desde la perspectiva de la educación integral, persiguen un mejoramiento
de la calidad de vida y el perfeccionamiento de los modos de actuación en torno
a la vida sexual y reproductiva, en las parejas y en las familias. La
adolescencia es una etapa de la vida que trae consigo crecimientos, cambios,
oportunidades y, con bastante frecuencia, riesgos para la salud sexual y
reproductiva. Investigaciones realizadas en Cuba han demostrado que estos
riesgos son desconocidos por la mayoría de los adolescentes.
Estos
cambios y reacciones pueden llevar a los adolescentes a ocultar sus impulsos y
conductas sexuales, lo que hace más difícil la comunicación acerca del
desarrollo sano de la sexualidad y limita la existencia de relaciones
afectuosas y responsables entre los jóvenes y con sus familiares al abordar
este aspecto tan importante de la vida.
Necesidad de la autorresponsabilidad sexual en la adolescencia
Se conoce
que la sexualidad humana depende menos de los mecanismos fisiológicos y mucho
más de los contextos sociales, donde el aprendizaje constituye un aspecto
esencial Por ello el propio desarrollo social ha conducido al inicio precoz de
las relaciones sexuales en adolescentes de ambos sexos.
Todo esto
evidencia que los adolescentes requieren de programas especiales que atiendan
sus necesidades de salud y muy en particular, aquellos relativos a su conducta
sexual y reproductiva. Ahora bien, para lograr buenos resultados en éstos se
deben conocer, desde la perspectiva del adolescente, las percepciones sobre su
vida sexual y reproductiva, así como educarlos para que asuman comportamientos
responsables, sustentados en fuertes vínculos con la pareja, con su familia y
la comunidad.
Existe en el mundo una tendencia muy generalizada a realizar investigaciones con adolescentes que presentan dificultades en su conducta sexual, es poca la información sobre indicadores positivos de sexualidad en la adolescencia o de lo que se considera como adolescentes sexualmente sanos. Los programas de atención al adolescente, fundamentalmente en América Latina, se centran, en gran medida, en conductas problemáticas específicas e intervienen cuando los comportamientos ya están arraigados y /o causan un problema de salud.
Cuba no
está exenta de estos problemas, aunque en la actualidad se va a la búsqueda de
percepciones y comportamientos sobre la sexualidad en adolescentes que no han
manifestado problemas en este sentido, lo que no quiere decir que sus
conocimientos y percepciones sean los adecuados.
Lo
expresado hasta aquí refleja condicionamientos dados por varios factores que
llevan a diferentes enfoques de género en los jóvenes, es decir, el varón se
preocupa por la adquisición de la enfermedad y la mujer porque no desea
embarazarse. En otros casos se evidencia ante relaciones sexuales riesgosas una
conducta en las que el varón asume una posición más irreflexiva, mientras que
la mujer es más cuidadosa, posiblemente influenciada por los prejuicios
sociales que la discriminan en esta etapa de la vida y no por sus propios deseos.
El hecho
de que adolescentes de diferentes sexo expresen ideas similares con un enfoque
machista, llama a la reflexión sobre la necesidad de considerar las formas de
pensar de los adolescentes para hacer acciones que modifiquen sus pensamientos
y logren valorar de forma responsable y con un enfoque de género adecuado su
sexualidad y los riesgos a los que se exponen respecto a su salud sexual y
reproductiva en nuestra sociedad, ya que la adolescencia es la base para el
desarrollo futuro de la personalidad.
En los
adolescentes los cambios profundos en su vida, como su acercamiento a otras
personas para establecer amistad y el inicio de relaciones amorosas los hacen
verse a sí mismos como un ser sexual, capaz de adaptarse a las emociones
sexuales y establecer una relación amorosa, cuestiones estas que se valoran
como elementos importantes para el logro de la identidad sexual.
Por su
parte, con relación al comportamiento que asumen en la práctica de su
sexualidad, en aspectos tales como protegerse durante la relación sexual para
evitar un embarazo o una enfermedad, se identifica como muy ligada a la
conducta sexual el contexto social donde se han formado, desarrollados o
conviven.
Es
necesario incrementar las actividades educativas en salud sexual y
reproductiva, pues los sentimientos y las decisiones están relacionados con un
comportamiento responsable o no. En muchos países este problema en el
adolescente está presente, las estrategias educativas, en gran medida, están
dirigidas a medicalizar la atención a los adolescentes y no a tratarlos con un
enfoque social; estas estrategias y las habilidades en algunos programas no
toman en cuenta la comunicación.
Debido a
ello, los resultados de esta labor educativa, cuando más, logran un individuo
informado, pero esto no indica que esta información se traduzca en una conducta
sexualmente responsable. Por ello, para lograr resultados en las estrategias
dirigidas a los adolescentes es necesario fortalecer el comportamiento sexual
responsable, donde un componente fundamental es el dominio sobre cómo
protegerse en las relaciones sexuales.
Además, es necesario considerar cuáles otros elementos les permiten a los(as) adolescentes desarrollar la capacidad para tomar decisiones responsables y elegir las alternativas que los ayudarán, cada vez más, a lograr bienestar físico, mental y social, y que las acciones resulten eficaces en materia de salud sexual y reproductiva, dirigidas a mejorar el bienestar de los jóvenes, al aumento de su autoestima y a fortalecer el sentimiento de recompensa que se deriva de la realización personal.
Un
aspecto muy importante a considerar para disminuir los riesgos en la salud
sexual y reproductiva de los(as) adolescentes, sería lograr la participación
efectiva de ellos en el diseño, planificación, monitoreo, y desde una forma
integral, en todos los escenarios donde se desarrollan las acciones dirigidas a
la salud del adolescente, incluidas en los programas de salud. Esto podría
contribuir a implantar en los adolescentes un comportamiento sexual
responsable, donde un componente fundamental es el dominio sobre cómo
protegerse en las relaciones sexuales.
Los
hallazgos encontrados en los trabajos revisados permiten hacer algunas
reflexiones, en primer lugar puede señalarse que los(as) adolescentes piensan y
actúan en su vida sexual condicionados por el contexto social, aunque el
proceso de iniciación y mantenimiento de las relaciones sexuales se ven
influenciadas por sus características personales, el ambiente familiar y las
relaciones de pareja.
La
familia aún no juega un papel esencial en las modificaciones sobre las
percepciones y comportamientos del adolescente respecto a su sexualidad,
debiendo reforzarse el rol educativo y afectivo entre padres y adolescentes, lo
que posibilitará una mejor comunicación entre ellos.
La
presencia de percepciones y comportamientos sexuales riesgosos, en las que se
destaca una iniciación sexual precoz, predominantemente sin protección, marcada
por diferencias de género, en las que el varón asume una posición más
irreflexiva, y la mujer se deja influenciar más por los prejuicios sociales que
la discriminan, reflejan la necesidad de actuar sobre las formas de pensar de
los adolescentes con acciones educativas innovadoras que modifiquen sus
conocimientos, percepciones y comportamientos.
Todo lo antes encontrado
permite enfatizar que es preciso diseñar acciones en las que se consideren
aspectos tales como:
· Que
incluyan enfoques sobre comportamientos sexuales, con el uso de mensajes claros
relacionados con la iniciación sexual y la anticoncepción, con enfoque
preventivo.
· Que
sean apropiadas a la edad y adecuadas culturalmente para el grupo de acción, en
este caso los adolescentes.
· Que
incluyan la práctica de habilidades en la comunicación e involucren a la
familia y la comunidad.
· Que los adolescentes sean actores y promotores de éstas, o sea protagonistas activos y no destinatarios pasivos.
CONSIDERACIONES FINALES
· Que los adolescentes sean actores y promotores de éstas, o sea protagonistas activos y no destinatarios pasivos.
CONSIDERACIONES FINALES
Se deben
desarrollar estrategias dirigidas a mejorar la percepción de los riesgos en las
prácticas sexuales de los adolescentes con enfoque de género para los distintos
escenarios; así como fortalecer el comportamiento sexual responsable y, desde
una perspectiva integral, lograr la participación efectiva de ambos sexos en el
diseño, planificación y evaluación de las acciones de salud dirigidas a una
sexualidad armónica.
INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MÉDICAS DE LA HABANA
FACULTAD
Dr. MIGUEL ENRIQUEZ
HOSPITAL
DOCENTE GINECOOBSTETRICO GUANABACOA
AUTORAS:
DRA ROSA MARIA ALONSO URIA
DRA.
BEATRIZ RODRIGUEZ ALONSO
DRA.
BEATRIZ HERNANDEZ GONZALEZ
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